ADORACIÓN PROFÉTICA
Primeramente, agradecemos esta gran oportunidad de poder acercarnos a Uds. a través de este medio. para contarles un poco de lo que hacemos ministerialmente, un poco de nuestra historia, y mucho del gran y maravilloso amor de Dios que intervino reescribiendo la historia de nuestras vidas.
Mi esposa Maru y yo, crecimos en una cultura hispana. Nos enorgullece decir que nacimos en uno de los países más bellos del mundo: Venezuela. Aunque ambos veníamos de contextos diferentes y hasta opuestos, teníamos algo en común: La música. Los dos cantamos. Así que ese fue el punto común que nos conectó. Nos conocimos participando en la misma agrupación musical. Debo confesar que me fue bastante difícil conquistarla, pero finalmente lo logré y un día nos hicimos novios y después de 7 años de noviazgo nos casamos. Luego, a demás de la música, ambos incursionamos también en diferentes ramas del arte, el teatro y el cine. Y grabamos discos, viajando por el todo el país dando conciertos.
Para ese tiempo, ninguno de nosotros tenía una relación personal con Jesucristo, por lo cual la fama y lo que generalmente viene con ella, se tornó algo a desfavor y a pesar de nuestros múltiples esfuerzos por superar las crisis matrimoniales que se presentaron, finalmente nuestro matrimonio se destruyó y nos divorciamos.
Desde muy corta edad, fui un apasionado de la cultura norteamericana. Había tenido la oportunidad de visitar los Estado Unidos múltiples veces.
Tras el divorcio y de toda esa tormenta emocional, yo pensé irme a otro lugar para escapar de nuestro fracaso emocional. Sería un nuevo comenzar, y la oportunidad de seguir desarrollando mi carrera artística en otros horizantes. Así que, dejé mi país, a Maru y mis dos hijos pequeños para mudarme a la Florida.
Pero Dios tenía en mente un mejor plan. Mi hijo mayor, quién para aquel entonces tenía 6 años, empezó a tener episodios depresivos por mi ausencia, por lo cual Maru evaluó que lo mejor sería que mis hijos estuvieran cerca de mí y emprendió la gran aventura de vender todas sus cosas y venirse con ambos niños a este país.
Para aquellos días, mi foco no era la paternidad y mucho menos la familia. Por lo cual, Maru al verse sola con los niños en un país extraño, entró en crisis y en depresión. Ciertamente, el terreno estaba listo; Jesús empezaba a ejecutar Su plan. Una vecina cristiana guiada por el Espíritu Santo le presentó el evangelio, y Maru entregó su vida a Jesús. Esta mujer, invitó a Maru a su iglesia y consistentemente ambas oraron por mí. ¨Esos niños necesitaban a su papá. ¨
Siempre le comparto a las personas que no dejen de orar por sus seres queridos que no conocen aún a Cristo. Porque yo abiertamente rechazaba a Jesús y a todo aquello que tuviera que ver con iglesia, o la Biblia. Sin embargo, Dios de una manera maravillosa y sobrenatural, con mucho amor me hizo saber que Él era real, que me amaba y que mi vida es Sus manos se convertiría en un instrumento de cambio, un instrumento del reino. Quién podría resistirse ante tanto amor. Así que, Yo lo acepté como Señor y Salvador y lo primero que hice fue rendirme a Su gracia y Su amor restaurara nuestro matrimonio y nuestra familia. ¡A él sea toda la gloria! Desde ese momento, hace mas de 20 años ya, Su Espíritu ha mantenido un fuego ardiente por Su presencia y por el establecimiento de Su reino.
Él nos dio un amor nuevo el uno para el otro. Un amor que permanece para siempre, por es el amor que recibimos de Él.
Cris y Maru Gornés
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